La desinformación se ha convertido en un desafío persistente en la vida cotidiana de América Latina, según los resultados del estudio “Fake News – Desinformación en Chile y LatAm”. Realizado por la empresa de estudios de mercado Activa en colaboración con la Worldwide Independent Network of Market Research, el estudio arrojó luz sobre la percepción de la ciudadanía en ocho países latinoamericanos respecto a la desinformación.
El estudio, llevado a cabo entre el 9 de octubre y el 10 de diciembre de 2022, entrevistó a 6.049 participantes. Los resultados revelan que un porcentaje significativo de los encuestados se enfrenta a noticias engañosas o falsas todos o casi todos los días. Brasil lidera la lista con un 60%, seguido de cerca por Ecuador con el 58%. Colombia, Chile y Argentina también experimentan altos niveles, con 53%, 52% y 51%, respectivamente.
Aunque con cifras ligeramente menores, México, Perú y Paraguay también enfrentan la problemática, registrando porcentajes de 43%, 39% y 38%, respectivamente. Estos resultados plantean la interrogante sobre la influencia y el impacto que la desinformación puede tener en la toma de decisiones individuales y colectivas en estos países.
El informe revela que el 73% de los encuestados en los ocho países presentes en la encuesta considera que la desinformación en las noticias es un problema importante en su país. Esto sugiere una creciente conciencia entre la población latinoamericana sobre los peligros asociados con la difusión de información falsa.
La rapidez con la que se difunden las noticias falsas en las plataformas digitales ha creado un entorno propicio para la propagación de la desinformación. La influencia de la desinformación plantea cuestionamientos sobre la integridad de la toma de decisiones individuales y la formación de opiniones públicas.
El estudio destaca la necesidad de abordar la desinformación desde múltiples frentes, involucrando a gobiernos, plataformas digitales, medios de comunicación y educación pública. La alfabetización mediática y digital se convierten en herramientas esenciales para capacitar a la población y fomentar un pensamiento crítico frente a la información que consumen.
En un momento en que la información tiene un impacto significativo en la sociedad, la lucha contra la desinformación se vuelve crucial para mantener la salud y la integridad de la democracia en América Latina.