El rezago relativo de América Latina en comparación con los países desarrollados en el ámbito de la investigación científica y tecnológica es una realidad ampliamente reconocida. Aunque resulta innecesario entrar en detalles para describir esta disparidad, es crucial resaltar que la diferencia en cantidad y calidad de la producción científica es solo un aspecto de la brecha que separa a nuestros países de aquellos más avanzados en estos campos.
En los países desarrollados, la mayor parte de la investigación científica y tecnológica se lleva a cabo en relación con temas directa o indirectamente conectados con sus problemas de desarrollo. Este enfoque ha permitido que el progreso científico se refleje de manera inmediata y espontánea en la operación de sus fábricas, en su tecnología agrícola, en su infraestructura y, en general, en el constante incremento de la producción.
Contrariamente, en América Latina, la mayoría de la investigación científica realizada tiene una relación limitada con las necesidades más apremiantes de la región. Para ilustrar este fenómeno, basta con examinar la situación en un campo vital para la economía de prácticamente todos los países latinoamericanos: el de los recursos naturales.
Tomemos, por ejemplo, los recursos minerales, donde el conocimiento geológico es esencial para cualquier plan regional de evaluación y prospección minera. En América Latina, menos del 5% del área total ha sido cartografiada geológicamente en las escalas apropiadas. Esta cifra contrasta drásticamente con la situación en Canadá, que ha mapeado el 75% de su vasto territorio en estas escalas.
En términos de inventario y evaluación de recursos minerales, ninguno de los países de la región cuenta con un inventario físico adecuado de sus recursos conocidos. Esto implica la falta de información actualizada y completa sobre el tipo, calidad y características geológicas de las reservas de cada uno de los productos minerales de interés económico. Estas deficiencias de información son especialmente notorias en relación con los recursos minerales más importantes, como metales y combustibles, y la información disponible sobre otros productos minerales es aún más limitada.
En resumen, la región enfrenta desafíos significativos en términos de investigación científica y tecnológica, con una marcada desconexión entre la investigación realizada y las necesidades prioritarias. Para cerrar la brecha con los países desarrollados, es imperativo que América Latina redoble sus esfuerzos en la investigación aplicada, especialmente en sectores cruciales como los recursos naturales. Solo a través de un enfoque estratégico y orientado al desarrollo, podremos transformar la investigación en progreso palpable y sostenible en la región.