El compromiso del Gobierno de Colombia con la descarbonización de su matriz energética se alinea con una tendencia global urgente: reducir la dependencia de combustibles fósiles. Actualmente, el 80% de la demanda mundial de energía final se satisface con estos combustibles, liberando dióxido de carbono y otros contaminantes. Aunque la electrificación y la expansión de la electricidad limpia son esenciales, sectores difíciles de electrificar, como la siderurgia y la petroquímica, requieren alternativas sin carbono. En este contexto, el hidrógeno de bajas emisiones, como el hidrógeno azul o verde, emerge como una herramienta valiosa para la descarbonización de la economía mundial.
Colombia, con sus considerables reservas de recursos fósiles, especialmente carbón, se presenta como un actor clave en la producción de hidrógeno azul. Este tipo de hidrógeno se obtiene a través del reformado de metano con vapor, aplicándole captura y almacenamiento de carbono (CCUS). Es fundamental destacar que el hidrógeno actualmente utilizado en la industria proviene en su mayoría del proceso de reformado de metano con vapor, responsable de más de 900 millones de toneladas de emisiones de carbono al año.
La Calculadora de Producción de Hidrógeno, desarrollada por el CATF, arroja luz sobre los recursos necesarios para producir distintas cantidades de hidrógeno, ya sea mediante electrólisis o reformado de metano con vapor y captura de carbono. Este enfoque calculado proporciona una visión detallada de los insumos necesarios para satisfacer la creciente demanda de hidrógeno bajo en emisiones.
La producción de hidrógeno, ya sea mediante electrólisis o reformado de metano con vapor, se presenta como una empresa intensiva en recursos. Para alcanzar los ambiciosos objetivos de producción, como los establecidos por el Departamento de Energía de Estados Unidos y la Unión Europea, se requerirá una capacidad significativa de generación de electricidad baja en carbono y electrolizadores.
El crecimiento acelerado de las energías renovables en todo el mundo es alentador, pero se enfrenta a desafíos. La mayor parte de la nueva capacidad renovable se destinará a descarbonizar las redes existentes. En este contexto, se destacan opciones como la energía nuclear o geotérmica como fuentes de energía siempre disponibles, contribuyendo al aumento del factor de capacidad para la producción de hidrógeno electrolítico.
El desarrollo de diversas tecnologías y estrategias es crucial para maximizar el éxito de una economía del hidrógeno de bajas emisiones. La coexistencia de hidrógeno “verde” y “azul” presenta oportunidades para escalar la producción, pero se enfrenta a desafíos, como la expansión de la infraestructura de captura de carbono. Es necesario un enfoque holístico para garantizar el acceso a un conjunto diverso de herramientas climáticas que se adapten a diversas geografías, modelos empresariales y condiciones climáticas.
En conclusión, el compromiso de Colombia con el hidrógeno de bajas emisiones es un paso significativo hacia la sostenibilidad energética global. La colaboración entre gobiernos, la industria y organizaciones científicas, como el CATF, será fundamental para abordar los desafíos y aprovechar las oportunidades que ofrece el hidrógeno como actor clave en la transición hacia una economía más limpia y sostenible.