En el año 2011, una intrigante especie de cetáceo varó en la costa oeste de Te Waipounamu, en Nueva Zelanda. Este cetáceo preñado, inicialmente confundido con una ballena picuda de True o zifio de True (Mesoplodon mirus), desencadenó una serie de descubrimientos que llevaron a la identificación de una nueva especie en el hemisferio sur, específicamente en Uruguay. Este fascinante hallazgo, liderado por científicos del CONICET, abre una ventana a la vida secreta de estos enigmáticos mamíferos marinos.
Las ballenas picudas o zifios, pertenecientes al grupo de cetáceos con dientes, son conocidas por su carácter elusivo y preferencia por aguas profundas. La falta de avistamientos vivos ha mantenido a varias especies de zifios en la categoría de animales casi fantasmales. La historia del zifio de True, por ejemplo, ha estado marcada principalmente por varamientos esporádicos en diversas costas del mundo.
La clave para descubrir la nueva especie, denominada zifio de Ramari (Mesoplodon eueu), comenzó en Nueva Zelanda cuando la investigadora maorí Ramari Stewart notó características únicas en un espécimen varado en 2011. Colaborando con un equipo internacional liderado por la bióloga Emma Carroll, se emprendió un estudio genético y morfológico que reveló diferencias significativas entre las poblaciones de zifios de True del norte y del sur.
El hallazgo en Nueva Zelanda impulsó a científicos uruguayos a analizar dos ejemplares varados en las playas de San Luis y Marindia en 2019. Liderado por las biólogas marinas Meica Valdivia, Paula Laporta y Lucía Frones, el equipo, en colaboración con expertos internacionales, confirmó que estos especímenes pertenecen a la recién descrita especie zifio de Ramari
El análisis morfológico de los cráneos y la mandíbula, junto con estudios genéticos a cargo de Néstor Ríos, revelaron similitudes consistentes con el zifio de Ramari. El hecho de que los fragmentos de ADN mitocondrial fueran idénticos en ambos ejemplares sugiere un parentesco cercano, probablemente madre e hija.
Este descubrimiento no solo representa el primer registro confirmado del zifio de Ramari en Uruguay, sino en toda América del Sur. El análisis filogenético indicó que la divergencia entre el zifio de Ramari y el de True ocurrió hace aproximadamente 2,5 millones de años, proporcionando información valiosa sobre la evolución de estas especies.
El zifio de Ramari, al igual que muchas otras especies de zifios, sigue siendo un misterio para la ciencia. Su vida privada, en aguas profundas y alejadas de las observaciones humanas, plantea desafíos considerables para los estudiosos. Este descubrimiento destaca la importancia de centrarse en especies poco conocidas, como depredadores tope, para comprender y conservar los ecosistemas marinos.
El trabajo colaborativo entre científicos locales e internacionales subraya la necesidad de mejorar la coordinación en la respuesta a varamientos de cetáceos. Este sistema más eficiente no solo permitiría un mejor estudio de estos mamíferos, sino que también podría ser crucial para descubrir nuevos secretos que la naturaleza aún guarda en las profundidades del mar, demostrando que, incluso en un mundo aparentemente explorado, aún hay sorpresas por descubrir en los rincones más remotos de nuestro planeta.